lunes, 5 de julio de 2010

El compromiso de una pareja que desean juntar sus vidas






Lo hemos visto en todas las películas. El hombre se arrodilla ante la novia y, con un anillo brillante entre sus dedos, le pide el matrimonio con el que ella tanto había soñado.

Pero no todos los caminos son idénticos, y cada pareja puede comprometerse de la forma con la que más cómoda se encuentre.

Un ejemplo muy claro es el de la pedida de mano. Después de que la pareja se haya comprometido, acuerdan una reunión (ya sea comida, cena… normalmente, es durante la hora de la comida) en la que el novio, generalmente en el momento del champán, confiesa a la familia sus intenciones de casarse, y el padre da el consentimiento.

En casa o en un restaurante, comida o simplemente merienda. Lo importante de este paso es que ambas familias se conozcan mejor.

No todas las parejas llevan a cabo este paso de formalidad. Su origen deriva del consentimiento necesario del progenitor para que la hija pudiese casarse. Eran matrimonios negociados, y hoy en día la libertad de la que disponemos elimina esta necesidad.

Lo importante en este acontecimiento es tener en cuenta que, si la relación con los suegros es buena, no será nada difícil. En vez de ensayar, es preferible improvisar y expresar lo que sentimos desde el corazón.


La misma improvisación debería estar presente cuando el novio declara sus sentimientos a la futura esposa. El momento es más mágico, especial, íntimo y personal si hablamos sobre nuestro amor tal y como lo sentimos.
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